Ya estoy aqui. ¡Viva el Señor Charvel!


Hola amigüitos, una vez superado el mal de Moctezuma, ya estoy de vuelta disfrutando de las delicias del jet-lag, ese bonito fenómeno que consiste en que tu cuerpo está viviendo en una realidad distinta a siete horas de la tuya. Es lo más parecido que hay a hacer un sudoku con resaca, y las lentillas del revés. Una de las cosas más flipantes de mi periplo, (os recuerdo que un periplo es un viaje, no una parte del cuerpo) ha sido descubrir en una tienda de "susvenís" de Guatemala una cosa llamada "retablos" que consiste en lo siguiente: A mí me pasa algo malo, muy malo o muy peor, o hago algo muy chungo, y por lo que sea, me encomiendo a la Virgen o a un santo, y si me salvo, en agradecimiento, le pido a un pintor naif que lo plasme en una chapa y lo cuelgo en la iglesia del pueblo contando la historia con mi nombre y apellidos, para pasar desapercibido. Os traigo algunos. Son todos de casos reales.

El primero es de F.R.M. y reza así:


Señor Charvel (es el ente barbudo sin cuerpo que sobrevuela la escena) le dedico este retablo por concederme mi alivio de una fuerte infesion que me contagio una prostituta de un cabaret que me llevé a un hotel sin encontrar remedio alguno te pedi mi alivio por miedo que me fuera a capar y aqui estoy agradesiendo tu favor. F.R.M México 1980."

Reconoce F.R.M., que un poco te lo estabas buscando. El Señor Charvel es mi fan. Un santo que tú te vas de señoritas de cabaré a una habitación de hotel en México DF y cuando entras ya está allí flotando, por si hace falta para algo. Y lejos de decirte algo tipo "ir de putas es pecado güey", te deja que termines la faena sin decir ni siquiera "Perdona que te corte el rollo, F.R.M, pero piénsatelo bien, la chica no parece muy sana, de hecho tiene unos pechos que parecen rellenos con sobrantes de una fábrica de cartabones y la cabeza le surge milagrosamente del hombro izquierdo. Claro que quizá no te importe porque a ti también te nace el cogote en el omóplato" (yo tengo la teoría de que pone asi la cabeza para esquivar el afilado pezón de la cabaretera). Bueno, pues el señor Charvel, se ve que todavía no es santo, es sólo un señor, no solamente se dedica a flotar por la habitación guardando un respetuoso silencio hasta que F. termina la faena, sino que a sabiendas de que el pecador F. ha contraído casi a propósito una enfermedad venérea, va y le cura. Seguro que al terminar se fue flotando a por tabaco. Eso es un santo, qué digo un santo, un señor santo. Hazlo tú, Escrivá de Balaguer, si puedes.


En la próxima entrega, el ciberretablo, "grasias virgen de guadalupe por salvarme de la vida de puta". No estoy seguro pero creo que lo encargó la chica de los pezones en ángulo recto en 2004. quiero creer que ahora vive feliz con F.R.M.


Habrá más, porque los caminos del Señor (Charvel) son infinitos.